Autorretrato con canto de silla


Para José Balza
Negra la silla
sesgando la silla
laberíntica dormidera durante la noche, interrumpe el canto.
Irrumpe con aullidos en la mañana.
Posponer el largo doblar de las hojas.
Posponer
las noches,
las sillas cantando
crujen y cantan
las sillas en el silencio del patio
silencio para berenjenas avinagradas
silencio.           
Y vuelve la noche
la amargura de la madera silbando en la cabeza
expandirse, contraerse bajo el cuerpo
contraerse, expandirse dentro de la cabeza.      
Huesos de sillas que cantan inmutables
collar de cuero
cuello de madera
tiene el tatuaje de una boca,
imperecedera cerca del fuego
imperecedera en la intemperie
imperecedera palabra
que sigue cantando
crujiendo
crujiendo

Publicado en: Molina, Raquel, Ocho miradas en el vértice, Fondo Editorial Fundarte, Caracas, 2012,  pp.66-107